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miércoles, 18 de agosto de 2010

INUNDACIONES


Los sobrevivientes de las inundaciones enfrentan un peligro real: los gérmenes dispersados por el aire y el agua pueden causar muchas más muertes que la inundación misma. La violenta arremetida de las aguas desbordadas representa una furiosa proliferación de enfermedades infecciosas, no por los cadáveres en sí mismos, sino porque el verdadero riesgo para los sobrevivientes lo representan los microbios patógenos que se introducen en el intestino humano, en el torrente sanguíneo y en las vías aéreas a través del agua contaminada, de mosquitos y del contacto entre personas vivas.
Aún sin inundaciones extensas, las enfermedades infecciosas corren desenfrenadas en los países en desarrollo, los cuales a menudo carecen de los insumos necesarios para la salud pública, agua potable, eficientes sistemas de drenaje y hospitales y clínicas bien equipadas.
Cada año el cólera ataca a decenas de miles de personas, mayormente en Asia y África, y la malaria mata más de un millón. Muy a menudo son los jóvenes y los pobres quienes más sufren. La mayoría de las víctimas de la malaria son niños, y dos millones de ellos menores de cinco años mueren de neumonía anualmente. Como consecuencia de las inundaciones, los expertos mundiales en salud temen que los peligrosos microbios que acechan en regiones subdesarrolladas de Asia y África se dispersen exponencialmente elevando el número de víctimas de las inundaciones aún más.
En un enorme esfuerzo por enfrentar las enfermedades, la OMS (Organización Mundial de la Salud) y otros grupos de ayuda envían a las zonas afectadas tabletas purificadoras de agua y decenas de equipos de emergencia capaces de servir a 10000 personas por más de tres meses. Entre el contenido destacan sales rehidratantes, antibióticos y antipalúdicos.
Peligros probables:
Cólera: En países donde el agua potable y la higiene están seriamente comprometidas aún en las mejores épocas, el cólera y otras enfermedades diarréicas como disentería, fiebre tifoidea y shigelosis pueden proliferar. Es prácticamente imposible, logísticamente hablando, despachar suficiente agua embotellada a sitios de desastre en gran escala. En vez de eso, equipos de relevo purifican el agua local. Primero, en un proceso llamado "floculación", añaden una solución que agrupa partículas extrañas ( barro, polvo, mugre) de modo que puedan ser filtradas; luego añaden cloro para destruir los gérmenes. Si el cólera se ha manifestado, las sales rehidratantes o la terapia intravenosa la pueden curar. Sin embargo, sin tratamiento, la bacteria es tan letal (la deshidratación puede matar en cuestión de horas) que puede considerarse como una potencial arma biológica.
Malaria: Las grandes inundaciones dejan inmensas lagunas de aguas estancadas que constituyen el principal criadero del mosquito transmisor de la malaria y otras enfermedades como el dengue, el cual causa fiebre, vómitos, escalofríos, dolores musculares y, en el peor de los casos, la muerte. El riesgo de exposición aumenta cuando personas desamparadas permanecen días y noches a la intemperie.
Neumonía: Muchos de los millones de personas afectadas por las inundaciones se ven forzados a refugiarse en hacinados cuarteles de tiendas improvisadas, donde enfermedades respiratorias como gripe y neumonía pueden diseminarse rápidamente a través del contacto humano, por toser y estornudar. Los niños pequeños y las personas mayores son especialmente susceptibles. Tratados prontamente con antibióticos, los cuales están ahora llegando a áreas remotas, los afectados por neumonía y sus acompañantes, la tos, la fiebre y el dolor en el pecho, pueden curarse.



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